¿Por qué hacemos marketing a ciegas?

by ahpues

Cuando hablamos de las ventajas del marketing digital, decimos por activa y por pasiva que aquí todo es medible. Que podemos saber casi en tiempo real qué está pasando en nuestra web, en nuestras redes o con nuestras campañas. Que podemos configurar un montón de cosas para tener un montón de información de nuestros clientes, de nuestra página o del rendimiento de nuestros productos. Pero la pregunta del millón es… ¿Lo hacemos realmente? 

Igual que tenemos tendencia a dejar de lado Google MyBusiness en nuestra estrategia de redes sociales porque no es tan pintona, con frecuencia se nos olvida que, hace unos años, unos chavales nos dieron acceso a una cosa que se llama Google Analytics. De hecho, igual hasta nos llegan mails para decirnos que se tiene que cambiar todo antes del mes de julio, pero probablemente los enviemos a spam. Total, ¿para qué servía eso?

Esto se debe, en parte, a esa falsa creencia de que solo las empresas grandes pueden medir lo que pasa en su actividad en internet, como si hiciera falta un software carísimo o un ejército de bots para poder averiguar cosas tan básicas como cuál es la fuente de tráfico que más ventas nos aporta. Si es que tenemos configurado el seguimiento de las ventas, claro.

¿Y de qué me sirve a mí medir?

Pues de todo, te sirve de todo. ¿Sabes si tus redes sociales te están generando tráfico web calidad? ¿Sabes qué tipo de contenido te está funcionando mejor para cada uno de tus targets? ¿Sabes si hay algún día a la semana que tengas picos de tráfico? ¿Sabes si tus clientes se conectan más desde el móvil o desde un ordenador? Es decir, medir en internet te da un montón de pistas si quieres mejorar tu negocio o el marketing de tu negocio. Si prefieres seguir haciendo marketing a ciegas, luego no deberías llevarte las manos a la cabeza si las cosas no funcionan porque será complicado evaluar dónde están fallando.

¿Y por dónde debería empezar a medir?

Por lo básico. Por tener una web con los códigos de seguimiento bien configurados y algunas acciones de conversión claramente definidas: ventas (en el caso de ecommerce), llamadas telefónicas, formularios de contacto, botones de chat… Cualquier acción que signifique que el cliente entra en contacto con tu marca.

Con eso, deberíamos empezar a prestar atención a los indicadores (KPI para marketeros y gente que mete anglicismos en cada frase) esenciales:

  • Usuarios (Cuántas personas han visitado mi web)
  • Sesiones (cuántas veces han entrado esas personas en mi web)
  • Número de vistas de página (veces que se han visto páginas)
  • Duración media de la sesión
  • Porcentaje de rebote (que desaparece en Analytics 4 y podemos hablar de tráfico con interacción)
  • Usuarios nuevos (vs. recurrentes)
  • Media de páginas vistas por sesión

Todo esto se puede ver fácilmente en el panel ‘usuarios’ de Google Analytics y, aunque es solo un punto de partida, nos permitirá tener una idea básica (mucho muchísimo) de lo quw está pasando en nuestra web. 

Si decides venirte arriba y bucear por este inframundo de la analítica, te puede resultar especialmente útil el informe de canales, que te dirá si tu tráfico viene de redes sociales, de campañas de pago, de búsqueda orgánica, de email marketing o incluso si han entrando poniendo la URL de tu empresa en el buscador.

Y ya, si te sientes super pro, nada como empezar con algunas acciones de conversión. ¿Cuáles serían? Eso nos da para otro post 

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