Hace apenas unas semanas, Instagram anunciaba que iba a poner en marcha una prueba piloto para eliminar los likes en las publicaciones. Acto seguido, muchos/as influencers se echaban a temblar. ¿Cómo iban a justificar ante las marcas todas esas K que quedan tan bien a la hora de ir a pedir una colaboración? Pero para las marcas tal vez sea una buena noticia, ¿por qué? Pues porque probablemente lo que veamos en nuestra cuenta de Instagram se parezca más a la realidad.
Ejemplo. Pequeño artesano. Hace a mano collares. Ha invertido en una buena cámara, en un buen curso de fotografía de producto, en un montón de elementos cuquis de atrezzo para crear bodegones que transmitan un estilo. El artesano, que también se ha preocupado por formarse un poco en redes sociales, usa los hashtags correctos, sigue de vez en cuando a cuentas e incluso ha hecho alguna colaboración con alguna influencer de su rollo que le ha hecho crecer bastante en seguidores. Sube una foto de su nuevo collar. Le ha costado más diseñar la sesión de fotos que diseñar el producto, pero así es la vida. Dos días después, 798 likes, 9 visitas a la web y cero ventas.
Entonces es cuando nos paramos a pensar. ¿Para qué estoy haciendo yo tanto trabajo? ¿Para qué paso tanto tiempo respondiendo a comentarios o promocionando contenidos si luego Instagram no vende? ¡Pero si tengo muchos likes! Y ahí está, en ese desfase entre el engagement y el mundo real, donde muchos empresarios de dan de bruces con la realidad: Petarlo en Instagram no implica petarlo en la vida real.
Y no, no se trata de parar la actividad en Instagram, sino de hacer un análisis para plantearnos si lo estamos haciendo bien y, sobre todo, hasta qué punto esperamos que lo que pasa en la red tenga una traducción inmediata en las ventas de nuestra empresa:
- ¿Qué porcentaje de nuestros seguidores son reales? Eso se hace con algunas herramientas, gratuitas o de pago
- ¿Qué porcentaje de nuestros seguidores se ajusta a nuestro público objetivo? A lo mejor resulta que en Instagram nos siguen sobre todo adolescentes cuando nuestro producto no está a su alcance por el coste. Es importante tener esto claro gracias a los informes de Instagram (teniendo un perfil de empresa, claro)
- ¿Tenemos alguna otra interacción que no sea un ‘like’? El Like es la interacción más superficial, sería mejor fiarnos de comentarios (reales, no de bots) o de mensajes directos pidiendo información sobre los productos
- ¿Tenemos una llamada a la acción? Es decir, ¿sabe la gente que puede comprar esos productos online? ¿Estamos dando información de cómo comprar? ¿Tenemos habilitados los posts que permiten la compra directa?
Con todas estas respuestas, es el momento de sentarse, darle una nueva pensada y moderar nuestras expectativas respecto a Instagram. Solo así podremos plantearnos una estrategia eficiente para generar ventas.